viernes, 17 de octubre de 2008
Defender el poder adquisitivo
Economía OPINION
Por Alejandro Otero *
La desconexión de los mercados financieros nos puso a resguardo de las consecuencias inmediatas del incendio global. La brutal concentración del capital y la expansión de su valorización financiera arden en los mercados mundiales. El pánico se deja ver en las grandes capitales y un relato (neoliberal) sobre el funcionamiento de la economía de mercado topa con su límite histórico. No hay revoluciones a la vista. El sistema se recompone a sí mismo. Y es ingenuo pensar que a la era neoliberal de inmediato la sucederá otra mejor. Entre la crisis del '30 y la consolidación del Estado de Bienestar pasaron más de tres lustros de destrucción y muerte y se propagaron las formas más espantosas del pensamiento moderno. Argentina resiste mejor que en otros tiempos. Pero no somos inmunes. La amenaza es la desaceleración del ritmo de crecimiento.
El freno de la economía. Ese "remedio" tan promovido por el pensamiento conservador, que so pretexto de atacar alguno de los males de la economía contemporánea lo que realmente busca es disciplinar a los sectores populares y limitar los avances y mejoras en la distribución del ingreso. Frenar el ritmo de crecimiento, desacelerar la economía, implica siempre limitar el crecimiento del empleo, la mejora en los salarios y la expansión en el acceso a los bienes públicos. Es decir, implica posponer el bienestar de las mayorías para atender los interese de una minoría acomodada. La gran "victoria cultural" del neoliberalismo, absolutamente contracivilizatoria, fue poner en evidencia que en el presente el aumento del desempleo y la miseria no producen revoluciones. Disciplinan. Someten. Desde entonces, la receta mágica a los males de la economía es moderar el ritmo de expansión. Es decir, bajo la promesa del derrame, postergar la capacidad de consumo de las mayorías en favor de sostener los privilegios y el bienestar de las minorías. Eso es exactamente lo que tenemos que evitar. La respuesta a esta crisis requiere audacia y anticipación. Bien se dice cuando se dice que en el frente externo reside la mayor complicación para el futuro inmediato. Menores exportaciones y precios, combinadas con avalanchas importadoras de stocks excedentes mundiales nos presentan un panorama complejo. Es tiempo de consolidar un mercado local y regional capaz de obrar de sostén del ritmo de crecimiento. Es el tiempo del mercado interno y de la política. No hay respuestas económicas a esta crisis.
En el marco del incendio global los actores económicos se contraen, priorizan su propio interés por sobre cualquier objetivo de conjunto y posponen decisiones y proyectos hasta que las cosas mejoren. Es normal que así suceda. No es la economía, sino la política la que tiene que hacer su trabajo en la crisis. Una serie de medidas coherentes orientadas a desalentar la concentración económica, a profundizar la distribución del ingreso para sostener la capacidad de consumo, a promover la inversión y crear emprendimientos para mantener el mayor ritmo de crecimiento que sea posible. Un plan avalado por las fuerzas políticas que estén dispuestas a sumarse. Un plan que pueda convocar a los actores sociales y económicos. Un plan con el que tal vez todos no estén de acuerdo, pero sí las mayorías. Un plan que contemple como mínimo la reforma tributaria, la distribución de recursos entre nación y provincias, la reforma financiera y el fortalecimiento de las capacidades estatales para asegurar el bienestar de largo plazo. Un plan que nos asegure que todo argentino llegará al bicentenario con acceso a la salud, la educación, la vivienda y la alimentación. Un plan que nos dignifique como nación y nos convoque a poner lo que hay que poner para atravesar la crisis con los menores costos y la mayor esperanza. Un plan para atravesar la crisis construyendo un futuro para todos.
* Presidente Frente Grande, Capital.
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viernes, 10 de octubre de 2008
Jueves 10 de Octubre de 2008
Temática: Política
NÚMERO ANIVERSARIO DE NU
La Ciudad frente a la crisis global
Economistas y políticos porteños opinan sobre la debacle financiera mundial y sus posibles efectos en la Ciudad de Buenos Aires. Hablan Néstor Grindetti, Miguel Ángel Pesce, Diego Santilli, Aníbal Ibarra y Alejandro Otero. Además, un informe a doble página sobre la situación actual del kirchnerismo porteño. El posalbertismo, los realineamientos y el fantasma del 2009. Y cómo miran el juego Telerman e Ibarra.
Por la Redacción NU
En otras páginas: el proyecto de ley que promete terminar con la usura de los alquileres inmobiliarios; el boom del turismo gay en la Ciudad, la escandalosa tercerización del registro de cartoneros, un reportaje a Leonor Manso y otro a la banda reggae Nonpalidece. En la contratapa, Jorge Coscia.
Y como siempre, los hábitos de los políticos, esta vez con Hernán Reyes, referente de Jóvenes por la Igualdad; las críticas de teatro y los picantes Pasillos Roverano.
Desde este jueves en el microcentro y desde el viernes en los demás kioscos de la Ciudad.
domingo, 5 de octubre de 2008
Domingo 5 de Octubre de 2008
ENTREVISTA A ALEJANDRO OTERO
"Los problemas de la Ciudad no se solucionan con más plata"
El ex director general de Rentas de la Ciudad dialogó con NOTICIAS URBANAS. Cuestionó la subejecución presupuestaria del Gobierno porteño, aseguró que el modelo de gestión actual está agotado y que Macri desprecia las formas organizativas y democráticas.
Por Enrique Colombano
Alejandro Otero fue director general de Rentas durante el gobierno de Aníbal Ibarra. Actualmente preside el Frente Grande de la Capital. En la entrevista con Noticias Urbanas asegura que los problemas de la Ciudad no se solucionan con más plata, sino cambiando el modelo de gestión. Sostiene que la gestión de Macri falla desde su concepción y que el futuro de los porteños pide a gritos descentralizar la administración pública y solucionar los problemas que compartimos con la Provincia de Buenos Aires.
NU: - Se viene la discusión del presupuesto. Usted, que estuvo a cargo del área recaudatoria de la Ciudad, ¿cómo ve la situación actual?
AO: - La gestión de Macri es una gestión más, tan mediocre como otras. Sí, la más cara, por vía del endeudamiento y del impuestazo. La discusión del presupuesto va a ser muy interesante. Hoy vemos movilizaciones sociales legítimas de trabajadores de la salud, comedores, en los barrios por las viviendas, que son un reflejo del bajísimo nivel de ejecución presupuestaria en esas áreas que hubo este año. Los mayores niveles de subejecución se dan en la obra pública y en los programas que tienen que ver con la inclusión social, como salud y educación. Entonces, para qué solicitar más recursos. Lo que hay que hacer es ejecutar mejor.
NU: - ¿Por qué cree que el gobierno de Macri no pudo hasta ahora cumplir con sus promesas electorales, a pesar de contar con un presupuesto de más de 14.500 millones?
AO: - Macri choca con los límites de su propio diagnóstico. Planteó una solución gerencial para los problemas de la Ciudad y eso es un error garrafal. El problema de la administración pública pasa por el agotamiento de su modelo de gestión. Hay una serie de instituciones pensadas para el siglo XXI, estipuladas por ley, como el presupuesto participativo, las Comunas, el Plan Urbano Ambiental, dentro de un aparato administrativo que atrasa un siglo y medio. En el esquema que nosotros proponemos, las comunas juegan un rol fundamental. Las comunas deben ser epicentro de un modelo de gestión administrativa nuevo, tomar parte de la organización y control de la seguridad, higiene urbana, obra pública de pequeño y mediano porte. Hay que ir hacia eso. Por ejemplo, una comuna que articule un programa de seguridad con la comisaría de su barrio. O que participe en el control de la recolección de la basura fiscalizando que la zona quede limpia. Pero Macri desprecia las formas organizativas y democráticas.
NU: - Hablando del tema de la basura, la nueva licitación plantea volver al viejo sistema de pago por tonelaje, en lugar de hacerlo por zona limpia...
AO: - Eso es propio del modelo centralizado que sostiene Macri. Tengamos en cuenta lo siguiente: con la nueva licitación, se va a transferir en 10 años prácticamente un presupuesto entero de la Ciudad. Un pequeño puñado de empresas va a recibir más de 1.000 millones de pesos por año, durante una década. Mínimamente, los porteños tenemos derecho a controlar que hagan bien su trabajo.
NU: - Las compras de insumos hospitalarios también se centralizaron y las consecuencias fueron tan desastrosas que el Gobierno porteño tuvo que rever en parte la medida. También tuvo que dar marcha atrás con otras decisiones. ¿Usted cree que eso repercute en la visión que tiene de él el electorado porteño?
AO: - Increíblemente, la gente viene reaccionando bien cada vez que Macri debe retroceder. Por ahora no le critican sus vacilaciones o su falta de previsión sino que toman sus idas y vueltas como las de alguien que reconoce sus errores. También tengamos en cuenta que es el primer año de gestión y que todavía dura el romance con el electorado.
NU: - Le retomo la idea inicial. Según usted, es muy difícil que el Macri pueda hacer una buena gestión por más que le aprueben el presupuesto, si no cambia su modelo de administración...
AO: - Exactamente. El modelo de gerenciamiento centralizado fracasó. Ya vimos las consecuencias. El resultado lo tenemos a la vista: un gobierno ineficiente. Insisto, hay que darle impulso a las herramientas descentralizadoras y por otra parte, metropolitanizar la gestión. Es decir, trabajar codo a codo con la Provincia de Buenos Aires en los temas que competen a ambos distritos. Así como la comuna debe participar en el control de la recolección de residuos, se debe ir a un esquema de acuerdo con la Provincia para su disposición final. Los problemas de la Ciudad no se solucionan con más gerenciamiento ni con más plata. El problema es que está agotado el modelo de gestión. La Ciudad de Buenos Aires es la ciudad más rica, pero no la más moderna.
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