lunes, 29 de junio de 2009

Momento de una reforma tributaria

cash  Nota publicada el 28 de junio, en el suplemento CASH de Página 12.

El organismo de contralor objeta que una empresa privatizada distribuya dividendos. Es decir, que asigne las ganancias obtenidas a sus accionistas. Esta operación es práctica frecuente en las empresas. Las utilidades obtenidas o se reinvierten en la empresa o se distribuyen, y “salen de ella” a manos de sus accionistas. La objeción desató una previsible discusión: ¿tiene o no facultades el Ente para impedir la decisión del Directorio de la empresa?, ¿se ha cumplido con el plan de inversiones comprometido por la privatizada? Muy interesante cuestión, el Ente de contralor controla. Bienvenido sea.

También vale la pena convertir el episodio en oportunidad para recordar el tratamiento que tienen los dividendos en nuestro impuesto a las ganancias. Veamos. Las utilidades de las empresas son gravadas al 35%. Esa es la norma para las personas jurídicas en nuestra ley de impuesto a las ganancias, pronta a vencer una vez más. Si se distribuye o no esa ganancia no existe ningún trato impositivo diferencial. Así, la empresa que reinvierte sus utilidades y la que las distribuye entre sus accionistas recibe el mismo trato. ¿Y las Pymes? Lo mismo. Por el lado del receptor del dividendo, si es una persona física y a consecuencia del mentado trato laxo de la renta financiera en nuestra legislación tributaria, el ingreso no es computable a la hora de liquidar el impuesto a las ganancias. O sea, ese ingreso personal no paga impuesto. El análisis se puede sofisticar para el caso de ser otra empresa el accionista o que existan exenciones de por medio o si el inversor es extranjero, etc. Pero lo central está dicho.

Ahora bien, si se quiere favorecer la reinversión (sobretodo en un contexto de crisis, sobretodo entre quienes generan empleo), ¿no será conveniente “premiarla” impositivamente? Es decir, dar un trato diferente a la reinversión y a la distribución de utilidades. Por otro lado, ¿tiene sentido a esta altura del partido mantener el trato alegre otorgado a los dividendos? La ausencia de una Reforma Tributaria no obsta a pequeñas modificaciones virtuosas. En sociedades de mercado, para redistribuir la riqueza el sistema tributario es un instrumento idóneo y potente. Mal que les pese a los neoliberales. Sobretodo cuando se trata de redistribuir a favor de los que menos tienen ¿No será hora de usarlo?

miércoles, 17 de junio de 2009

Un ajuste a la derecha please

            Hay quién piensa que se viene el ajuste. Y para el día después augura una combinación de impuestazo con tarifazo y caída del gasto público, en un contexto de devaluación acelerada. Una receta tan ácida como conocida. Es el pronóstico de una derecha que piensa como actúa y hoy le reprocha al gobierno que, según ella, quiera aplicarnos SU receta: el ajuste.

            Pero hay otra derecha, más sutil. Que se mueve lejos de la prédica del ajuste clásico, sin distanciarse del interés de los poderosos. Esta va por otra cosa. Va por reinstalar las condiciones que aseguran la dominación permanente. Va por la combinación de alivio fiscal al capital con endeudamiento. Incluso si la apuran un poco, propone aumentar el gasto público. “Es lo aconsejable para sobrellevar la crisis”, ilustra con tono doctoral. Alguno se sorprende y piensa que engaña. No hay engaño. En tanto el gasto público no se pague afectando la (fenomenal) tasa de ganancia que goza el capital más concentrado, no le molesta. Por el contario. Alienta al endeudamiento. La vuelta al FMI. Esa es su receta del momento: disminución de la presión tributaria sobre el capital (eliminación de retenciones, impuesto al cheque, cargas patronales, etc.) y endeudamiento para cubrir la brecha de un presupuesto expansivo.

            Como los clásicos del género, los más salvajes de esta especie le suman devaluación acelerada. Acompañan con promesa de aumento del empleo, mejora de la competitividad y crecimiento económico. Promesas de dudoso cumplimiento y certezas de mayor concentración y desigualdad. Otra vuelta de tuerca a la trampa neoliberal de la crisis recurrente que nunca permite recuperar el escalón perdido. Pobres más pobres, ricos más ricos. Un camino posible. Un camino a evitar.

lunes, 15 de junio de 2009

El fallido De Narváez

Lo dijo. Lo escuché. Él lo dijo y yo lo escuché. Fue un domingo, en el programa de los tres mosqueteros del periodismo políticamente correcto. Los tipos lo apuraron un poquito. El afortunado heredero de la Tía se defendió bien. Después vino toda la cuestión sobre el corte abrupto del editorial de cierre. Qué si hubo censura, silencio cómplice o enojo patronal. O en ese orden. Y ahí quedó. Pero entre sus respuestas lo dijo. La verdad a veces llega por las grietas del pensamiento. Se le filtra al spot y a la cuidada propaganda del candidato más mediático. Se sobreimprime a esas frases abstractas e irreprochables que repite sólo y a coro. Y lo dijo. El tipo dijo que “ellos” traen a la política lo que a esta le falta: “que la gente se(a) parte de la política” (sic).

Lo dijo. Ud. puede escucharlo como quiera. O no oírlo.