martes, 24 de enero de 2017
Como proyecto político la restauración conservadora macrista va por nuestros bolsillos y por nuestra dignidad (autoestima). Nos quiere más pobres y más sumisos. Y si no, no nos quiere. Sobramos. Así de simple. No es el primer intento de restauración conservadora en nuestro país (sobran 10 millones de argentinos decía el ministro de economía de la última dictadura y entonces éramos –sólo- algo más de 30 millones). No tiene sentido tratar de entender y/o explicar su proyecto con nuestras coordenadas. Nuestra forma de entender el mundo y la política nada tiene que ver con la de ellos. Estamos en paradigmas diferentes. Ellos no tienen nada que se parezca a un proyecto de país, tal como nosotros lo entendemos. Mucho menos cuentan con un Plan de Desarrollo. Su política combina una dosis de ingenuidad naif acerca de la capacidad de los mercados para impulsar el crecimiento y resolver las crisis con una lúcida y desenfadada vocación de saqueo vía precios, tarifas, impuestos y endeudamiento. Saben que lograrlo requiere tiempo (la última dictadura decía que tenía objetivos pero no plazos). Y saben que, sin las armas, el tiempo se compra en las urnas. La próxima subasta de tiempo está en el horizonte 2017. Es una elección distrital. No necesitan ganar, con que el resultado sea confuso les alcanza. Ganan en algunos distritos, pierden en varios, pero frente a rivales que no se suman. En fin, que sin un ganador neto el que gana es el gobierno. Algo entusiastas algunos compañeros creen que la Pcia de Bs As es la “madre de todas la batallas” y que quien gane ahí resultará EL/LA ganador/a de la jornada. Recuerdan los casos del colombiano y del tigrense. Claro, fue así. Pero el aparato mediático les jugó a favor. Para que en este escenario resulte que el/la opositor/a que gane en la Pcia. de Bs As sea EL/LA ganador/a, tiene que ser un/a dirigente capaz de proyectar con su propio peso el resultado a nivel nacional. Sin auxilio mediático, porque no lo va a tener. Cualquier otro resultado le habilita el tiempo que la restauración conservadora necesita para redisciplinar a la sociedad argentina a su gusto. Más pobres y más sumisos. Pobreza cero no es cero pobreza. Es aceptarla, cero cuestionamiento. Y esa será la revolución de la alegría. El cambio cultural que nos pregonan. ¿Quién puede, por su propio peso político, proyectar un triunfo distrital, en la Pcia. de Bs As por caso, a nivel nacional?
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