viernes, 13 de febrero de 2009

¿Qué hacer en la ciudad?


¿Qué hacer en la ciudad?
El autismo ante la crisis global, el desprecio manifiesto por lo público y por la suerte de los sectores populares que evidencia el macrismo, sumado a la fenomenal transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados del capital, merecen constituirse en el "límite" de la construcción política común.
Sobre cómo enfrentar las próximas elecciones en la Ciudad existe un debate tan sordo como intenso y que, de momento, no logra aglutinar al campo popular. Si bien no hay que descartar que resulte imposible sumar fuerzas, conviene detenerse en el análisis de las posturas que se expresan en esta coyuntura.
Hay dos cuestiones centrales en debate. La primera es táctica: ¿cuál es el mejor escenario electoral? ¿El de la elección conjunta o desdoblada? Y la local, ¿debe acompañarse de las elecciones comunales? En nuestra opinión, la elección desdoblada con inclusión de comunas es el mejor escenario. La justificación está ligada al análisis de la segunda cuestión en discusión. Veamos. Para una parte del campo popular, lo relevante es el posicionamiento respecto del gobierno nacional. En este sentido, más de un referente convoca a la "unidad", y acto seguido descarga una larga lista de críticas al gobierno nacional: desde la prórroga a las concesiones petroleras hasta el amague de pagarle al Club de París, pasando por el "tren bala" y el veto a la ley de los glaciares, como también la concentración económica y su contracara de mayor desigualdad. Pero, ¿son éstas las cuestiones que aglutinan para la construcción de una fuerza plural y democrática, progresista y popular, capaz de disputarle la Ciudad en 2009 y 2011 al neoliberalismo tardío macrista? Nos parece que no. Además de debatir estas cuestiones, no hay que relegar el histórico impulso dado al progreso material de las grandes mayorías en los últimos años. El sostenido ritmo de crecimiento económico; la ampliación del empleo, la inversión pública y el ingreso de los jubilados; la recuperación del patrimonio público en los casos del Correo, Aerolíneas y el sistema previsional; lo realizado en materia de defensa de derechos humanos; la renovación de la Corte Suprema; la audacia para disputar la renta agraria, y la decisión de enfrentar la crisis económica mundial por fuera de las recetas ortodoxas, no debe ser soslayado a la hora de hacer un balance del gobierno nacional.
Desde el Frente Grande, vemos en este gobierno nacional un Gobierno en disputa. Disputa entre sectores dinámicos y conservadores, que se contradicen en un conjunto de políticas progresistas y actores políticos retrógrados (que lucen como aliados). Esta disputa requiere, a nuestro entender, la toma de posición de los actores populares, para evitar que la desfavorable correlación de fuerzas arrase con los relevantes avances de estos años. Entendemos a quienes no creen en la posibilidad de una construcción que "acompañe" como aliada al gobierno nacional. Pero las diferencias que tenemos no deben obstruir la construcción de la unidad en la diversidad frente al adversario (y enemigo) común. Sorprende que esos referentes (Pino Solanas es el mejor ejemplo) no hayan encontrado espacio para criticar, con el mismo esmero y lucidez, al gobierno de la Ciudad.
El autismo ante la crisis global, el desprecio manifiesto por lo público y por la suerte de los sectores populares que evidencia el macrismo, sumado a la fenomenal transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados del capital, merecen constituirse en el "límite" de la construcción política común. Esto, y no los posicionamientos frente al gobierno nacional. Es decir, planteamos que la cuestión central a debatir en este contexto es si en la Ciudad se debe priorizar la oposición al gobierno nacional, o la construcción de la oposición al proyecto macrista (a través de un proyecto superador para la Ciudad). Nosotros priorizamos la segunda opción firmemente, siendo ésta la tarea del momento: bloquear el avance del neoliberalismo en las legislativas 2009, para cerrarle el paso a un nuevo gobierno en la Ciudad en 2011 y a convertirse en alternativa nacional. Tarea en paralelo y compatible con la de construir una fuerza política, social y cultural que sea capaz de impulsar un proyecto de transformación en la Ciudad y en el país.
* Presidente del Frente Grande Capital

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