lunes, 18 de mayo de 2009

Negocios de campaña






Tres al hilo, la aprobación para malvender los inmuebles de Catalinas Norte, el futuro impuestazo en el ABL y el nuevo endeudamiento. Mientras la campaña electoral transcurre ocupada en otras cosas, el Gobierno de la Ciudad muestra su verdadero rostro.
El macrismo presenta de modo simpático tres medidas que ponen en evidencia su política en la Ciudad: negocios para unos pocos y costos para todos. En la misma semana endeudó a la Ciudad en más de 140 millones y dio un primer paso para que, con terrenos públicos, se expandan las gigantescas torres que levantan las críticas de todos los vecinos. Buenas noticias para los prestamistas y la especulación inmobiliaria. Pero malas para todos y en especial para los contribuyentes. Se viene el revalúo de los terrenos, así lo anuncia el Decreto 376 firmado por Macri.
Curioso que el Ministro de Hacienda diga que el impacto del Decreto no se va a trasladar a impuesto, cuando sabemos que el valor del terreno forma parte de la base de cálculo del impuesto, y el propio Decreto, en su artículo 9, dice que …el importe anual a ingresar por los gravámenes inmobiliarios…y las actualizaciones que surjan de la aplicación (de este decreto)…no podrán superar al 1% del valor de mercado del inmueble. A confesión de parte relevo de prueba.
Lo más llamativo es que ninguna de estas tres medidas es viable sin el apoyo de la oposición. Con el endeudamiento y la autorización a vender los inmuebles de Catalinas Norte, buena parte de la oposición apoyó a Macri ¿Harán lo mismo con el nuevo impuestazo? ¿Será que el impuestazo es necesario para pagar la deuda? ¿Esa no es la película neoliberal que ya vimos?

Publicado el 17/5 en el sitio Gente de Buenos Aires.
Link a la nota: www.genteba.com.ar/politica/notas/pol_nota.php?id=4252

domingo, 10 de mayo de 2009

Impuestos y redistribución de la Riqueza en la Argentina





Hoy es frecuente encontrar coincidencias en favor de una reforma tributaria en la Argentina. Incluso destacados dirigentes de la derecha vernácula se han manifestado, en estos días de campaña electoral, por reformas progresivas en materia tributaria. Hasta el afortunado heredero de la Tía aventuró reponer el impuesto a la herencia. Buenas noticias para quienes bregamos en este sentido desde hace mucho tiempo, porque el debate tiende a situarse en un escalón más alto. Más cerca de traducirse en hechos.

Una reforma tributaria en la Argentina, debiera atender a mejorar la progresividad del sistema tributario, consolidar la sustentabilidad del Estado, favorecer el desarrollo productivo y ampliar la ciudadanía. En conjunto, la reforma debiera recuperar la propensión a la equidad que el sistema fue perdiendo.

En el presente, nuestro sistema tributario evidencia la correlación de fuerzas entre los distintos grupos sociales. Y durante los últimos treinta años se ha perdido progresividad en el sistema, hasta lograr cosas inéditas en la historia del país como que, por ejemplo, la incidencia de los impuestos no sólo no mejora la distribución “primaria” del ingreso, sino que la empeora. De modo que en términos relativos y aún hoy, pese a las innegables mejoras logradas con este gobierno, los que más tienen y ganan menos pagan.

Bajo la influencia de la ideas neoliberales se alentó la eliminación del impuesto a la herencia, el olvido del gravamen a la renta potencial de la tierra, la consolidación del trato laxo a las rentas de capital y financieras y a las ganancias extraordinarias, la generalización del IVA a tasas elevadísimas, entre otras medidas en el mismo sentido regresivo. No casualmente, la brecha entre ricos y pobres pasó de ser de 7 veces a más de 30.

El debilitamiento de la tributación directa, y en particular del Impuesto a las Ganancias, siempre se traduce en concentración económica y desigualdad.

En Europa, en sus orígenes, el Impuesto a las Ganancias se asoció con ideas de solidaridad y democracia, por ser un modo positivo de redistribuir el ingreso. Sin embargo, en la Argentina, nació de la mano del conservadurismo para solventar el pago de la deuda pública, siendo aún hoy un gravamen de excepción y por tiempo determinado.

En la actualidad, representa el 20% de los ingresos tributarios del Estado nacional. Unos 54.000 millones de pesos, que equivalen a un 5.2% del PBI, frente a un 12.5% promedio del mundo desarrollado. Con el agravante de que la tributación de las personas físicas es mucho más importante en los países centrales.

Si bien lo sucedido en nuestro país tiene correlato con lo que ocurrió en el mundo, y padecemos también el impacto de los paraísos fiscales que afectan la fiscalidad de los países emergentes, antes que la de los desarrollados, la reversión brutal de la progresividad en la Argentina no tiene parangón. Por el lado de los ingresos fiscales, no existe en el mundo capitalista otra forma de redistribuir el ingreso y la riqueza más poderosa que el Impuesto a las Ganancias. Renunciar a esta potencialidad implica renunciar a la igualdad y favorecer la concentración de la riqueza que “espontáneamente” generan los mercados de hoy día.

Publicado el 10/5 en el suplemento CASH, de Página 12.

Link a la nota: www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3889-2009-05-10.html