Hay quién piensa que se viene el ajuste. Y para el día después augura una combinación de impuestazo con tarifazo y caída del gasto público, en un contexto de devaluación acelerada. Una receta tan ácida como conocida. Es el pronóstico de una derecha que piensa como actúa y hoy le reprocha al gobierno que, según ella, quiera aplicarnos SU receta: el ajuste.
Pero hay otra derecha, más sutil. Que se mueve lejos de la prédica del ajuste clásico, sin distanciarse del interés de los poderosos. Esta va por otra cosa. Va por reinstalar las condiciones que aseguran la dominación permanente. Va por la combinación de alivio fiscal al capital con endeudamiento. Incluso si la apuran un poco, propone aumentar el gasto público. “Es lo aconsejable para sobrellevar la crisis”, ilustra con tono doctoral. Alguno se sorprende y piensa que engaña. No hay engaño. En tanto el gasto público no se pague afectando la (fenomenal) tasa de ganancia que goza el capital más concentrado, no le molesta. Por el contario. Alienta al endeudamiento. La vuelta al FMI. Esa es su receta del momento: disminución de la presión tributaria sobre el capital (eliminación de retenciones, impuesto al cheque, cargas patronales, etc.) y endeudamiento para cubrir la brecha de un presupuesto expansivo.
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